miércoles, 6 de junio de 2012

EDOMEX: LAS MUERTAS TENDRÁN QUE ESPERAR

http://www.sinembargo.mx/04-06-2012/253009

Sus restos se encuentran aquí, en la fosa común del panteón Jorge Jiménez Cantú, de Tlalnepantla, estado de México, debajo de pisadas y basura de árbol. Cuando la encontraron, en Tecámac, el cabello le envolvía el cuerpo desnudo.

Lacio, negro azabache y en una longitud de unos 1.50 metros, podía decirse que ese era un cabello notable y por el cual, hubiera podido ser recordada o tal vez, identificada. Pero no. La encontraron el cinco de marzo de 2012. Ni ese día, ni después, alguien acudió a la morgue donde fue extendido su cuerpo machacado, plagado de moretones y sin halo de vida.

Tenía de 35 a 40 años, calcularon. Por eso está en este mar de anonimato, un cementerio común, al oriente de la ciudad de México, con pasto revuelto. Si alguien tuviera la voluntad de preguntar por ella, sería difícil reencontrarla porque aquí, en el estado más peligroso para las mujeres por su número de feminicidios y desapariciones, se desaparece dos veces: al morir y al ser enviado a la fosa común.

La categoría de peligrosidad el estado de México la adquirió con el cálculo de organizaciones sociales y la propia Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM: casi mil mujeres desaparecieron el año pasado. Desde 2010, más de una mujer cada día, una tasa que supera cualquier promedio nacional. Paralela a la desaparición, la muerte ronda.

Hay 929 feminicidios comprobados desde 2005. Sin embargo, no hay banco de datos genéticos y tampoco puede conocerse el número de cuerpos de mujer enviados a las fosas comunes de los 125 municipios que integran la entidad más grande del país.

 Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/04-06-2012/253009.

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