lunes, 5 de marzo de 2012

Andar matando: radiografía de jóvenes en cárcel del DF

La inexistencia de políticas públicas para atender de manera integral la problemática juvenil y la idea de los tecnócratas de que a partir del 2010 el país arribaría al “primer mundo” gracias al ímpetu de la juventud, fue falsa. Todo se derrumbó para ese sector de la sociedad: hay más de ocho millones de ninis, no hay empleo, oportunidades, cultura, no hay nada que ofrecerles. Es más que oportuna la pregunta que lanzó una vez el poeta Mario Benedetti, ¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de paciencia y asco?

 Estos son “Los muchachos perdidos” (Debate 2012) de Eduardo Loza y Humberto Padgett, que con cámara fotográfica y pluma en mano, hicieron la mejor radiografía, nunca antes documentada, de los jóvenes en las cárceles del DF. Son una veintena de historias que hierven los intestinos y dejan sin aliento. Son casos de chavos en edad de estudiar que prefirieron secuestrar como El Banda o robar autos como El Moreno; asaltar una joyería como El Chente o vender dosis de crack para comprarse 200 pares de tenis Converse como La Nena.

 Eduardo y Humberto visitaron las “Corre” a lo largo de dos años con una tesis: en los 80 se proyectó un México joven y ganador, pero al final los números fríos ofrecen un rostro desolador. En las cárceles más del 60% de la población tiene menos de 30 años, apenas 4 de cada 10 jóvenes asisten a la escuela, poco más de la cuarta parte alcanza la licenciatura, el 60% de los jóvenes ocupados reciben menos de 120 pesos…

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