lunes, 14 de noviembre de 2011

Dudar: necesidad y decencia

Por Arnoldo Kraus

En México, los pedagogos pagados por el gobierno, decidieron, hace dos o tres años, retirar de la escuela las humanidades; consideraron que ética, filosofía y civismo eran materias inservibles en la formación de la juventud. Se equivocan: las humanidades siembran preguntas y fertilizan dudas. ¿Por qué los responsables de la Secretaría de Educación Pública eliminaron las humanidades?, y, ¿por qué no las han reincorporado tal y como lo prometieron? ¿Plan con maña, maña con plan o anemia moral? Las tres respuestas son válidas, de todas, extraigo realidades. La tercera, anemia moral, tiene una connotación especial para mí: es un término que retrata la amoralidad y la inepcia de nuestros dirigentes.

Dudar de nuestra clase política es obligación y necesidad. Basta saber que hoy, uno de cada dos mexicanos es pobre o padece miseria y que mañana será más pobre. Suprimir materias cuyo leitmotiv es cuestionar pretende acallar voces antagónicas. Aceptar disenso es demasiado fuerte para quienes padecen anemia moral: ¿cómo rebatir o debatir? Dudar es necesario y dudar de lo dudado imprescindible. En estos tiempos mexicanos y mundiales, donde campea el pesimismo y florece el escepticismo, es útil rescatar algunas ideas de pensadores como Arthur Koestler o George Orwell, cuya verticalidad y valor fueron ejemplares. Me ocupo sólo de una de las múltiples ideas –herencias– del segundo.

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