lunes, 27 de junio de 2011

¡NO MÁS ATROPELLOS! Propuesta de AXIOMAS DE PARTICIPACIÓN

José Manuel Naredo y Tomás R. Villasante

Introducción
Cuando se le pregunta al 15-M que cuáles son sus propuestas, creemos que su principal
y primera propuesta debería de ser exigir "buenas prácticas políticas" a todos los
gobiernos, para evitar que se sigan produciendo los habituales atropellos a la
ciudadanía que se ejemplifican más abajo. La siguiente propuesta de axiomas de
participación, en los que debería apoyarse la democracia real que defendemos, enuncia
esas “buenas prácticas políticas”.

Nuestra idea es circular y enviar esta propuesta para que, tras ser discutida, corregida,
y enriquecida en las asambleas, pueda ser asumida por el movimiento con vistas a la
movilización de julio. Se podría así contar con la propuesta positiva, realista y
contundente, de exigir unas "buenas prácticas políticas” que permitan sacar los colores
a quienes las sigan ignorando. Estas prácticas tienen además la virtud de situarse por
encima de partidos y siglas políticas y de suscitar la aceptación de cualquier persona
que no se vea condicionada por intereses mezquinos e inconfesables.

Axioma 1º. Un gobierno democrático no puede tomar decisiones que afecten a la
mayoría de la población sin consultar previamente a dicha población mediante
referéndum inequívocamente planteado y debidamente informado. El cumplimento de
este axioma exigiría facilitar la convocatoria de referéndum, a escala nacional,
autonómica, local, e incluso de barrio o distrito, cuando la importancia del tema lo
requiera y/o la población lo solicite, como es habitual en otros países con más tradición
democrática.


Axioma 2º. Un gobierno democrático no puede tomar decisiones que afecten a la
mayoría de la población hurtando el preceptivo debate en los propios órganos
deliberativos del Estado (parlamentos estatales, autonómicos, plenarios municipales,…)
a base de negociar y pactar con los partidos políticos, a espaldas de cámaras o plenos,
decisiones que luego se someten a simple aprobación por la mayoría previamente
pactada. Estos pactos extraparlamentarios han pervertido el funcionamiento
democrático de nuestras instituciones, al convertir muchos de los posibles debates en
plenos y en parlamentos en meros simulacros sin valor práctico alguno, porque el
resultado venía consensuado de antemano. Por eso, para desactivar estas prácticas de
consenso oscuro y elitista, cabe pasar a los Axiomas 3º y 4º que resultan prioritarios.

Axioma 3º. Para que hacer viables los axiomas 1 y 2, un gobierno democrático no
puede precipitar decisiones que afectan a la mayoría de la población sin haber estudiado
previamente todas las posibles opciones, informado con transparencia y facilitado que la
ciudadanía debidamente informada participe en las diversas instancias (mediante
referéndum, en parlamentos, en plenos municipales, etc.) en la decisión del plan de
acción que estime más pertinente. Pues además de los partidos y de los jueces, la
democracia debe incorporar Comisiones o Grupos orientados a promover trabajos de
Planificación Participativa, que ayuden a elaborar y priorizar propuestas a los distintos
ámbitos de participación, incluyendo las Asambleas al nivel más descentralizado, en
barrios o pueblo.

Axioma 4º. Un gobierno democrático tiene que incentivar y acoger con el máximo
interés y apoyo institucional las leyes y/o propuestas surgidas por iniciativa popular. Hay que advertir que los referéndum fruto de Iniciativas Legislativas Populares o de
amplios movimientos sociales, de abajo a arriba, plantean las preguntas que se han
debatido entre la gente. Mientas que los referéndum que se plantean desde gobiernos
suelen albergar preguntas con truco para conseguir que salga lo que se quiere desde el
poder (para eso recurren a estudios previos de opinión).



Axioma 5º. Un gobierno democrático no solo tiene que incentivar el buen
funcionamiento de los instrumentos de participación y deliberación actualmente
existentes (Axioma 2ª), sino que además tiene que apoyar con medios la extensión de
estos instrumentos por todo el cuerpo social a fin de cubrir el actual déficit de
participación e implicación de la ciudadanía en la decisión, el control y la gestión de lo
público.

Corolario: Si, como ha venido siendo habitual, el gobierno decide y actúa sin tener en
ñ[cuenta a la ciudadanía, evita el debate en los propios órganos deliberativos del Estado a
través de oscuras componendas extraparlamentarias u otros ardides y no incentiva, sino
que castiga, las iniciativas ciudadanas de participación, control y legislación, ese
gobierno no debe llamarse democrático, sino despótico o autocrático, por mucho que
fuera votado en su día por una minoría suficiente del censo electoral.

A la luz de lo anterior, cabe concluir que los votos no facultan a los gobernantes a
comportarse de modo despótico, ignorar e incluso castigar a la ciudadanía, hurtándole
derechos y dineros con medidas y megaproyectos que no habían sido ni siquiera
explicitados en las campaña

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