Aunque las pruebas de genética ya habían coincidido, el suéter favorito de su hija en color rojo, un pantalón con brillitos que ella misma le compró y una calceta amarilla, lograron convencer a la madre de que Yasmín Taylen Celis Murillo, desaparecida el 7 de febrero del 2010, era una de las mujeres localizadas sin vida en el Valle de Juárez.
“Yo vi todo, fui fuerte, fuerte. Le pedí fuerzas a Dios para ver todo y le doy gracias con todo mi corazón porque mi hija ya está aquí, porque ya me la regresó… porque las osamentas ya se estaban deshaciendo… ay mi niña… era como un llano, donde les daba el sol, -había- animales”, narró ayer Olivia Murillo mientras velaba los restos de la joven a la que buscó durante dos años.
Dentro de una pequeña casa ubicada en el fraccionamiento Riberas del Bravo, a donde se mudó para poder buscar a su hija de 16 años, la empleada de maquiladora recibió sus restos dentro de una caja blanca.
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