lunes, 30 de abril de 2012

CIUDADANIAS DEL MIEDO, NUEVA SERIE.

A casi veinte años del inicio del feminicidio en Ciudad Juárez y en México, lejos de ser objeto de reflexión y, sobre todo de acción eficaz, el asesinato impune de mujeres y niñas prosigue a la par que se trivializa, descontextualiza y manipula. Lejos de intentar un balance crítico de lo que implican cientos o miles de casos de impunidad criminal, del costo personal y social que significan tantas muertes violentas, tanto dolor y tantos esfuerzos de familiares y vecinas por lograr un poco de justicia y verdad, hay quienes apenas parecen asomarse al horror de estos crímenes y disertan sobre ellos como si nadie, nunca, los hubiera analizado. Otros, en cambio, se escandalizan a voz en cuello por la impunidad reinante, no en el país, sino sólo en cierto estado o en ciertas regiones, como si el resto de la cornucopia fuera un oasis de igualdad de género y justicia para todos….

 Preguntarse apenas en 2012 por las posibles causas de esta violencia misógina sin considerar expresamente los años y años de impunidad, las exigencias de verdad y demandas de justicia, sin reconocer los riesgos que han estado dispuestas a correr las madres y hermanas de las jóvenes asesinadas, disertar sobre esa violencia sin exigir a la vez un sistema de protección a defensoras de derechos humanos, no es sino contribuir a la política de simulación con la que el Estado mexicano, la clase política y parte de la academia y de la sociedad , han respondido a este enorme problema social. Negar, como también se ha hecho, desde cierta academia y cierto feminismo, la importancia de los asesinatos abyectos de mujeres y niñas, so pretexto de que en Cd. Juárez mueren muchos más hombres, es contribuir al ocultamiento que año con año han promovido los gobiernos estatales, municipales y federales. Cuando se insiste en el feminicidio, no se trata de establecer una macabra competencia entre víctimas de uno y otro sexo; se trata, por el contrario, de entender las causas de cada uno de estos crímenes, en sus distintas fases, para exigir justicia para todos, y buscar soluciones o medidas de reparación y no repetición , adecuadas para cada caso. Que las oleadas de violencia azoten la frontera norte y otras zonas del país, no significa que sea imposible analizarla y entenderla; se requiere hacer distinciones para lograrlo.

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