Lucía Raphael en Cuarto Propio
El Sol de México
1 de diciembre de 2011
El pasado jueves 24 de noviembre fue presentado en la librería Rosario Castellanos el libro "Feminicidio en México, aproximaciones, tendencias y cambios 1985-2009", publicación hecha por ONU Mujeres, la Comisión Especial para el Seguimiento de los Feminicidios de la Cámara de Diputados, el Instituto Nacional de las Mujeres y El Colegio de México.
Un estudio que prueba dolorosa y fehacientemente la necesidad imperiosa de hacer visible y darle solución a este problema legal, administrativo, poblacional, educacional y cultural, que los mexicanos decidimos ignorar, porque reconocerlo significa hablar de una patología nacional, la cual mientras más se la negamos, más cómplices somos, más proclives las mujeres a ser víctimas, más fácilmente nos acostumbramos al horror y a la impunidad.
Hoy escuchar sobre una mujer encontrada en una barranca, asesinada a golpes apenas nos inmuta, y mucho menos nos importa saber que semanas después terminará en una fosa común sin haber sido reconocida. ¡Ya somos esa clase de mutantes! Si no nos miramos pronto en un espejo, terminaremos por pasar al nivel de los psicópatas, esos individuos cuyas emociones están desconectadas de su cerebro, que son incapaces de reconocer la diferencia entre saludar a un vecino o matarlo.
La incidencia del asesinato de mujeres, con características similares, las cuales le dan forma al tipo penal de feminicidio, demuestra que no sólo existe un verdadero rasgo misógino en el contexto cultural nacional, que permite y provoca tales niveles de violencia ejercida específicamente sobre mujeres. La falta de seguimiento, la incapacidad de los Ministerios Públicos de sistematizar el proceso de dichas muertes, habla de una responsabilidad del Estado, la impunidad con la que se cometen estos crímenes hace a algunos especialistas hablar ya de "necro-políticas de Estado".
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