viernes, 18 de noviembre de 2011

Monumento a la vergüenza

Cumpliendo lo estipulado en la sentencia que en noviembre del 2009 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó para el caso Campo Algodonero contra el Estado Mexicano, se inauguró la semana pasada, el monumento a las víctimas, irónicamente erigido entre las avenidas Ejército Nacional y Paseo de la Victoria, Ciudad Juárez, Chihuahua.

El monumento intenta redimir el asesinato de Esmeralda Herrera Monreal de 15 años, Laura Benerice Ramos Monarrez de 17 años y Claudia Ivette González de 20 años, en los que el Estado Mexicano se vio implicado por denegación de justicia en relación con la desaparición y homicidio de las víctimas; falta de políticas de prevención en estos casos pese al conocimiento por parte de las autoridades estatales de la existencia en Chihuahua de un patrón de violencia contra mujeres y niñas; falta de respuesta de las autoridades frente a estas desapariciones; falta de la debida diligencia en la investigación de los homicidios, falta de reparación adecuada en favor de sus familiares.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos señaló entre otra cosas, que el Estado incumplió con su deber de investigar, y con ello su deber de garantizar, los derechos a la vida, integridad personal y libertad personal, en perjuicio de Claudia Ivette González, Laura Berenice Ramos Monarrez y Esmeralda Herrera Monreal. La sentencia se dictó para estas tres jóvenes, aunque en el Campo Algodonero aparecieron en noviembre del 2001 cinco víctimas más ─María de los Ángeles Acosta Ramírez, Mayra Juliana Reyes Solís, Merlín Elizabeth Rodríguez Sáenz, María Rocina Galicia─, una de ellas todavía no identificada. La identidad de estas jóvenes se logró gracias al apoyo del Equipo Argentino de Antropología Forense y solo en un caso por las autoridades mexicanas.

La recepción de esta obra en la sociedad ha sido negativa, principalmente porque las muertes siguen ocurriendo, porque los culpables no han sido castigados, porque la impunidad y la violencia no se han modificado en Ciudad Juárez; por el contrario, se ha incrementado desde que en 1993 empezaran los primeros asesinatos, torturas y violaciones a mujeres, jóvenes y niñas.

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