domingo, 10 de junio de 2012

Del desencanto a la esperanza sin telenovela de por medio.

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Editorial Niunoniunamás
Del desencanto a la esperanza sin telenovela de por medio.
Por Lucía Melgar

En un país donde la barbarie es noticia del día, y como tal tiende a ignorarse, el discurso electoral y electorero ha pasado por alto los temas cruciales para el presente y el futuro. Los derechos humanos no han merecido la atención de ninguno de los candidatos y candidatas a presidente o jefe de gobierno de la ciudad. Los derechos de jóvenes, niños y niñas no se han mencionado siquiera, el derecho a una educación de calidad pareciera más rehén de una villana que responsabilidad de Estado (gobierno y partidos incluidos). Los derechos de las mujeres a una vida sin violencia o a una maternidad libremente elegida, que deben incluir el derecho a decidir si se interrumpe un embarazo o no, han servido antes y durante como moneda de cambio: el PAN se ha servido del feminicidio en el Edo. de México para denostar al ex gobernador pero su candidata no se ha hecho cargo en toda su dimensión de las consecuencias que la neoinquisición multipartidista y sobre todo panista ha conllevado para mujeres y niñas en 18 estados.  Si nadie se hace responsable realmente de la impunidad del feminicidio a lo largo y ancho del país, tampoco  nadie se hace cargo de las mujeres encarceladas por abortos, incluso espontáneos, ni de las niñas obligadas a llevar a término embarazos producidos por violaciones incestuosas, aun a riesgo de su vida.  Ninguno de nuestros ilustrados es capaz de imaginar un  programa educativo y cultural coherente (ya no se diga sólido o significativo). Ninguno de los aspirantes a dirigentes nacionales asume el significado brutal de matanzas, secuestros y desapariciones a lo largo y ancho del país. Nosotras, ciudadanía, por nuestra parte, vivimos y hablamos de las campañas electorales como si éste fuera un país pacífico, donde las elecciones fueran viables y significativas y donde el próximo gobernante de la nación o de la ciudad pudiera resolver “el problema” que a cada uno de nosotros más le importa: la crisis, la corrupción, la impunidad, la violencia, la degradación del medio ambiente, la ignorancia, la pobreza, la desigualdad, la guerra.



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Editorial: Del desencanto a la esperanza sin telenovela de por medio.

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